Paseando por la calle Real, ancha y adoquinada, de corte señorial por la arquitectura que se levanta en torno a la misma, nos encontramos con el Convento de la Congregación de Obreras del Corazón de Jesús, construido entre 1941 y 1957, todo un complejo arquitectónico, maravilloso ejemplo de construcción en granito, en cuyo interior se alza la capilla del “Dulce Nombre de Jesús”, joya de corte neobarroco con esbeltos soportes de fuste único, obra del arquitecto diocesano Carlos Sáenz.
El interior de la capilla da cabida a uno de los retablos más bellos de la localidad, en el presbiterio, como remate de altar se levanta un esbelto retablo con reminiscencias dieciochescas, con una gran suntuosidad decorativa, todo en pan de oro, y la figura de un crucificado, como titular del retablo.

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