Moriles en su origen, era una aldea, perteneciente al municipio de Aguilar de la Frontera, denominada "Aldea de los Zapateros". Según el Catastro de Ensenada y los censos de población del Archivo Municipal de Aguilar de la Frontera, por las décadas centrales del setecientos, sólo había un lugar llamado de los "Zapateros", perteneciente al término municipal de Aguilar de la Frontera, el cual estaba compuesto por trece lagares y algunas casas de campo diseminadas, de construcción muy modesta. La población era de unos cuarenta vecinos, la mayoría de ellos jornaleros dedicados a las tareas agrícolas, principalmente vitivinícolas.

La pequeña historia de la población de los Zapateros va unida durante el siglo XIX al rápido y espectacular aumento de población que experimenta. En 1818, la pequeña

población, de algo más de 200 habitantes, se constituye en parroquia, bajo el patrocinio de San Jerónimo y dependiente de Arciprestazgo de Aguilar. En 1849, figuran ya ochenta edificios numerados con un total de ciento veintidós familias. La población era de 513 habitantes, de los cuales el 76.4% era menor de cuarenta años, población eminentemente joven que se va a ver duplicada antes de final de siglo.

A finales de septiembre y, se celebra gracias a la iniciativa de la asociación "Jóvenes Amigos del Vino de Moriles" allá por el año 1997, se organiza acabando el periodo de vendimia y en puertas de la feria real. Sus orígenes fue una exposición sobre el mundo del vino llamado "Las Vinalias", que derivó en la posterior celebración un año más tarde y a propuesta también de dicha asociación con la celebración de la Cata del Vino de Moriles, donde se muestran los mejores caldos, junto a otros productos gastronómicos de la localidad, la cual viene celebrándose sin pausa desde 1998 en el último fin de semana de septiembre.

Durante la cata, las bodegas de Moriles disponen de un rincón donde pueden exponer sus productos, degustando en los mismos los mejores vinos de cada una en sus distintos tipos, poniéndose de manifiesto la calidad que atesoran, siendo muestra clara de ello la gran cantidad de copas que se sirven a lo largo de los tres días que dura esta muestra. También se programan distintas actividades relacionadas con el vino, como una cata técnica, charlas y conferencias relacionadas con el mundo de los lagares, gastronomía y costumbres de Moriles y también visitas guiadas a bodegas y muestras de cante flamenco.

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