El edificio de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación es un bello conjunto morisco-mudéjar, de recia fábrica y albañilería de piedra y ladrillo rojo del lugar.

Su construcción se encuadra en el período en que Fernado Díaz y su sucesor Gómez Fernández regían los destinos del Señorío de Santa Eufemia (primera mitad del S. XIV), añadiéndose el ábside, las capillas laterales del crucero y la torre campanario en las postrimerías del S. XV. Su única nave, cubierta a dos aguas, se sustenta interiormente en sentido transversal, sobre seis robustos arcos apuntados de ladrillo visto, con arranques sobre apoyos rectangulares de gran tamaño adosados a los muros de la misma. En el centro de la techumbre de madera decorada, destacan dos artísticos mocárabes dorados y policromados típicamente mudéjares. A destacar el arco de entrada del ábside presbiterial de yeserías mudéjares de la época.

Dos poderosos contrafuertes semicilíndricos refuerzan la estructura de la fachada occidental en la que se abre la puerta de los pies, con arco de moldura conopial encuadrado en alfiz, toda ella de ladrillo visto. Otros cuatro potentes contrafuertes sustentan el muro del mediodía, asentándose sobre dos de ellos la torre-campanario, que no pertenece a la primitiva fábrica de la Iglesia. Embutida entre los dos restantes de esta fachada, se encuentra la puerta lateral de uso diario, de la feligresía. Es una bella portada, también de ladrillo visto, de arco carpanel sobre el que arranca otro apuntado formando tímpano, con archivoltas que corren hacia las impostas de los mismos.

Es sin duda uno de los más bellos edificios religiosos de estas características de toda la provincia de Córdoba.

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