Entre el Palacio de los Condes de Santa Ana, y la Necrópolis Judía, nos encontramos con la calle Molino, que recibió este nombre ya que en ella llegaron a convivir siete molinos aceiteros o almazaras. Como a mitad de calle nos encontramos con un edificio, cuyo primer registro data del año 1.777, de fachada antigua y sobria, con dos plantas de altura, con rejas rectas típicas de la época en primera planta, ventanucos en segunda y gran portón de madera y clavos de hierro, que flanquea su entrada, todo esto encierra un lugar especial, un santuario, de olor, sabor y tradición, “EL ALFOLÍ” Entorno único donde convive la historia del grano, el vino y el aceite.

0 Comentarios

Valora y Escriba un Comentario

Valoración